La nevera portátil resurge en primavera y verano. Y es que las escapadas a la playa o la montaña ‘saben’ mejor con este accesorio; refugio de sándwiches, bocadillos, ensaladas y bebidas lejos de la seguridad del frigorífico. Porque además de mantener su temperatura, las neveras portátiles conservan los alimentos en óptimas condiciones; protegiéndolos contra la exposición solar, los golpes o la acción de las bacterias.
Paso 1: el tipo de nevera, ¿rígida o termoeléctrica?
Las neveras portátiles se dividen en dos tipos, rígida y termoeléctrica o simplemente eléctrica. Las primeras se caracterizan por la sencillez de su diseño; formado por una estructura de plástico rígido, que ha sido recubierto interiormente con un aislamiento de espuma u otro material similar.
Las neveras rígidas, de precio asequible, son eficaces para mantener la temperatura de los alimentos durante horas, y dado que carecen de fuente de alimentación, no dependen de la electricidad ni de baterías para funcionar. Si bien su capacidad para conservar la temperatura de los alimentos es limitada.
De tipo termoeléctrico son, en opinión de los profesionales, las mejores neveras portátiles. Estéticamente similares a las rígidas, estas neveras permiten mantener la temperatura interior por tiempo indefinido. Su tecnología de refrigeración termoeléctrica es capaz de rebajar la temperatura ambiente hasta en 30 grados centígrados.
