Acertar con tu saco de dormir puede marcar la diferencia entre un despertar lleno de energía o pasar auténticas penurias esperando (durante horas) a que amanezca para (con el cansancio acumulado) hacer “lo que puedas” al día siguiente.
Por eso, acertar con la elección del saco que mejor se adapte a tu metabolismo requiere de un tiempo de preparación, estudio y comparativa.
Antes de daros nuestros consejos, queremos explicaros por qué calienta un saco de dormir.
Y no, no es que el saco en sí mismo genere calor, sino que es la temperatura que desprende nuestro cuerpo la que se adaptará a él y almacenará, o no, ese calor. Por eso, cuando más volumen tenga más calor acumulará.
Para elegir un buen saco de dormir, también tienes que tener en cuenta qué tipo de actividad vas a realizar y, sobre todo, dónde vas a acampar. No tiene sentido emplear un saco de expedición para dormir en media montaña en verano, como no tiene sentido (además de poner en riesgo nuestras vidas) realizar un vivac invernal en alta montaña con un saco fino preparado para altas temperaturas.
Para ello, deberéis tener en cuenta la cantidad y la calidad del relleno.
El relleno puede ser sintético o de pluma, en su mayoría.
Si tenemos previsto ir a campings, o si lo que queremos es un saco muy fino para dormir en refugios (si hay mantas), la fibra es la mejor opción por su precio competitivo. Además, en los últimos años se ha mejorado notablemente la calidad del relleno llegando incluso (en algunos casos de alta gama) a aproximarse en prestaciones a los sacos de pluma.
Si por el contrario tenemos que cargar durante largas jornadas con el saco y buscamos una relación peso/calidez, la pluma es hasta la fecha el mejor material de relleno.
Y ahora sí, os dejamos algunas ideas para que os sea más fácil elegir vuestro saco: